Bostonianos: hemos vivido en el error

Tal fue nuestra inquietud por conocer el origen de los zapatos bostonianos que nuestro reportero de lujo, y único reportero, viajó hasta la capital de Massachusetts para investigar a quién se le ocurrió diseñar un zapato tan versátil. Todo un clásico. Nuestro reportero se dio a la tarea de visitar museos, universidades, hasta de tocar puertas en zonas residenciales donde lo vieron medio feo, aunque solo tuvo como respuestas risas, carcajadas, caras de asombro y un <<Go home>> que le hizo pensar que se había equivocado de lugar, y de trabajo. Así que renunció y nosotros hemos reiniciado la investigación en torno a los bostonianos. Dado que ya no teníamos presupuesto para viáticos, replanteamos el proyecto y whatsappeamos a uno que otro zapatero de León con memoria, para que nos instruyera o nos señalara una ruta. Fue así como conversamos con el señor ATJ, quien entre otras cosas fabrica botas de seguridad y recuerda con añoranza las décadas de los cincuenta, sesenta, setenta, etcétera. Nuestras sospechas fueron aclaradas, y nos fue corroborado que ni el bostoniano es de Boston, ni su nombre de fábrica (lo que algunos llaman nombre de pila) es ese.
Este tipo de zapato es de más lejos que Boston, y su origen no es por mucho cercano al buen vestir. Originalmente, este zapato se utilizaba en el campo, era un calzado rudimentario para la gente que trabajaba en los terrenos fangosos de Irlanda y Escocia en el siglo XIX. Su nombre es brogue, y las perforaciones (brogueing) que hoy son ornamentales y dan muestra de clase y buen gusto, fueron antes orificios utilitarios que ayudaban a drenar el agua acumulada dentro del zapato. Es decir, eran el sistema de drenaje. Poco a poco fueron cambiando su uso, y se llegaron a emplear para actividades deportivas. Tiene sentido, en el Reino Unido todo el día llueve y no se puede pasar por alto el té, los sándwiches de pepino o jugar a la intemperie rugby, cricket y futbol. Sin embargo, aquí viene lo bueno: este tipo de calzado se popularizó no gracias al Príncipe del Rap ni al Príncipe de la Canción, sino al Príncipe de Gales, Edward Albert Christian George Andrew Patrick David, que durante una mañana de humildad hípster, salió a jugar golf con unos brogue. Así es, por la década de 1930, Lalo (vamos a apodar así al Príncipe en cuestión para fines prácticos), rompió con los prejuicios sociales de la vestimenta y decidió darle al mundo un estilo que ha perdurado. Lalo se los puso para el golf, nosotros para trabajar y socializar, así es la vida.
Ahora bien, ya sabemos dónde nació este tipo de zapatos y quién los puso en el ojo de las multitudes, pero ¿por qué se les llama bostonianos en México y quién es el responsable, cuando bien podrían llamarse defeños, leoneses, regiomontanos, pachucos, cholos o chundos? Como en México somos expertos en endilgarle nacionalidades y ciudadanías a las cosas (cabe recordar que los cacahuates japoneses no son de Japón) es que consideramos la siguiente versión como la más cercana a la verdad: según ATJ, quien en lo posterior fungirá como una de nuestras fuentes de información, Calzado Canadá fue la primera marca en llamarles bostonianos, ya que solían bautizar a los modelos que fabricaban y vendían con nombres evocativos. Probablemente el dueño estaba en Boston cuando lo decidió, no lo sabemos, pero en sus manos quedó el futuro de este modelo y pensamos que le hizo un bien. Si crees que Nóvalo debe bautizar sus líneas de calzado con nombres de artistas, por favor, escríbenos a hola@novalo.mx, y si eres el primero, algún modelo de la siguiente temporada llevará una seña de tu nombre o apodo. 
Esperando que este repaso histórico te haya sido útil, o al menos entretenido, nos despedimos. ¿No es increíble el origen de las cosas?
JPT

 

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